jueves, 9 de agosto de 2012

De cómo los errores de lengua destruyen una traducción

     Una vez, en un foro internacional sobre traducción y sin que le temblara una pestaña, escuché a alguien decir lo siguiente: "Yo soy traductor del tal institución pero mis jefes siempre me decían 'cónchale Wilson, tu traduces pero tienes problemas con las comas'. Y es que yo no sabía cómo se ponen las comas; me faltaba una comita aquí o me sobraba una por allá. Ahora hice este diplomado y bueno, ya más o menos entiendo."
     Menos mal que yo estaba acompañada por alguien ecuánime que con una sonrisa me pidió que me calmara y siguiera oyendo. Hasta el sol de hoy no me calmo.
     Trataré de explicar mis razones. La traducción  es un acto de comunicación interlingual e intercultural cuyo fin primordial es la comprensión entre los actores del acto. En consecuencia, la responsabilidad del traductor es enorme. Un traductor que se ufane de serlo debe conocer a niveles de excelencia las lenguas con las que trabaja. Esto implica, no está demás recordarlo, conocer la estructura, normas y convenciones, es decir, lo observable; pero también debe conocer lo que no se ve, lo implícito, lo cultural, el contexto social, histórico, y una larga lista de etcéteras del momento en que se produce el texto.
     Hoy dedicaré estas líneas a un tema que da inicio a mis clases del curso introductorio de traducción: coherencia y cohesión. No pretendo hacer aquí definiciones académicas sobre temas abordados con mucha más profundidad por gente mucho más dedicada a las sinuosidades del español. Abordaré los temas mencionados tal y como lo hago en las clases presenciales: apoyándome en errores cometidos en textos reales, errores que causan incomprensión o que causan hilaridad. Solo a partir de ahí, abordo los temas teóricos porque estoy convencida de que solo con la práctica se entiende la teoría.

     Tomemos como definición de cohesión la siguiente:
"La cohesión textual es la manifestación más importante de la coherencia y es una propiedad del texto que facilita su comprensión. Ésta se da en el interior del texto y funciona como un conjunto de enlaces entre palabras y oraciones para establecer las relaciones semánticas que precisa un texto para constituirse como unidad de significación.
   Esto quiere decir que las ideas están organizadas de acuerdo con una relación lógica que se ha elaborado en el plano del contenido para darles coherencia; pero esa relación debe ser expresada lingüísticamente y para ello utilizamos distintos recursos tales como pronombres, artículos, conjunciones, etc., que sirven para relacionar entre sí los distintos componentes del texto, los cuales contribuyen a la interpretación de su sentido por parte del receptor." 
     Esto lo tomé del Centro de Escritura Javeriano de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia y aquí les dejo el enlace. http://centrodeescritura.javerianacali.edu.co

      Veamos, pues, de qué manera  se rompe una relación lógica elaborada en el plano del contenido por usar incorrectamente los recursos de cohesión:
 "(...) El tema inspirado a los ibéricos por la bailarina venezolana Diana Patricia, quien le ha sacado toda la punta posible al éxito que en los 90, aun cuando fue escrita un tiempo antes, obtuvo el tema. Siendo, incluso, tema de la campaña electoral que llevó a Bill Clinton a la Casa Blanca."
  (Este fragmento fue tomado de un artículo de farándula publicado en un diario venezolano hace unos tres años.)

     ¿Alrededor de cuál idea se construyó el texto? ¿Cuál se supone que es el sentido del texto? Entiendo que el autor del texto pretende informar de varias cosas: 1) que el tema "Macarena" fue inspirado por una bailarina venezolana; 2) que la musa de los autores ha sabido obtener mucho provecho con el éxito de la canción; 3) que la canción fue tan exitosa que hasta Clinton la usó como tema para su campaña de reelección presidencial. ¿Tienen conexión estas ideas? Si, claro. ¿Pueden unirse en un mismo párrafo? Si, claro. Entonces, ¿Por qué se lee y no se entiende? ¿Cuál es el problema?
     No se entiende porque no hay cohesión gramatical, simplemente. Vamos por partes. Suponiendo que queramos utilizar el mismo orden y las mismas palabras del autor del texto origen, deberíamos hacer lo siguiente:
1) "inspirado a los ibéricos por la bailarina venezolana Diana Patricia," debería ser un inciso, es decir, debería ir entre comas porque define, califica a "El tema", ¿no?.
2) El inciso: "aún cuando fue escrita un  tiempo antes" presenta un error de concordancia: si el referente es "el tema" obviamente debería ser "escrito" y no "escrita". Más grave aún, ese es un inciso desafortunado por estar mal ubicado, porque deja completamente sin sentido a "obtuvo el tema", lo deja desconectado de la idea que le da origen, vale decir: "éxito".
3) Mal uso del gerundio. ¡Bendito sea Dios! ¿Hasta cuando algunos continuarán pensando que el gerundio español se usa igual que el presente continuo inglés? Me voy a permitir copiar algunos fragmentos del artículo Los errores más frecuentes en el español de los traductores, de  Alicia Zorrilla (2003: 78-81), que en mi opinión pueden arrojar cierta luz:
 Sabemos o debemos saber que esta forma invariable  no personal del verbo [el gerundio] es un adverbio verbal que denota acción o estados durativos (Le gusta esa joya que Cecilia lleva colgando); indica anterioridad o simultaneidad (nunca posterioridad, consecuencia o efecto). Podemos decir: Vive feliz traduciendo poemas ('mientras traduce') o Busca leyendo y encontrarás meditando ('mientras lees' y 'mientras meditas'), pues aquí el gerundio señala simultaneidad de acciones.
 El gerundio está bien usado cuando se refiere al sujeto y aparece entrecomado junto a sus modificadores, porque tiene carácter explicativo; en este caso, forma una construcción conjunta y equivale a una proposición subordinada adverbial (El perro, mirando a su amo, movía alegre la cola).
 También lo empleamos correctamente cuando se refiere al objeto directo, y el verbo de la oración denota 'percepción, comprensión o representación' (ver, mirar, oír, escuchar, observar, notar, distinguir, imaginar, recordar, representar, dibujar, grabar, pintar, fotografiar, etc.).
[Zorrilla, Alicia (2003). Hablar, escribir, traducir en español. Literae: Buenos Aires, Argentina]
     Volvamos al asunto de la cohesión. ¿Cómo se logra? Más arriba leímos que hay recursos tales como  'pronombres, artículos, conjunciones, etc. que sirven para relacionar entre sí los diferentes componentes del texto'. El problema que yo veo es que, mencionados así, casi taxativamente, nos deja más o menos en las mismas. Los elementos señalados son elementos cohesivos, claro está. Pero faltan otros que un traductor debe conocer en profundidad y usar de manera automática: concordancia, acentuación, puntuación. La anécdota recodada al principio de estas líneas, es un ejemplo de la importancia del conocimiento a niveles de excelencia de las normas de puntuación en español. No me detendré en este espacio a disertar sobre las normas solo me permitiré ofrecer un enlace que estoy convencida debe estar a la mano cada vez que emprendemos la tarea de escribir en español:http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000039.nsf/voTodosporId/C6A856FB135C6450C12576D60041BDC7  Este enlace los llevará al Diccionario de la lengua española, al Diccionario panhispánico de dudas, al Diccionario de americanismos, a la Ortografía de la lengua española  y a la Nueva gramática de la lengua española, entre otras publicaciones. No duden en consultar cada vez que les asalte una duda.
     No vacilen jamás en consultar, en preguntar cuando estén indecisos ante una solución. Hoy en día ningún traductor trabaja en solitario, aunque parezca o lo diga, todos trabajamos con el apoyo de foros y otros recursos electrónicos.
     Tengan presente que la lengua es arcilla con la que podemos hacer obras de arte, que hay técnicas para obtener las habilidades y competencias necesarias  para no quedarnos solo en 'pasar' el sentido. De la maestría del dominio de la técnica depende que el producto cause hilaridad o logre certeramente su objetivo.

domingo, 15 de julio de 2012

¿Por dónde empezar un curso de traducción?

     Me produce cierto aleteo en la conciencia escuchar a algunas personas afirmar, sin mayor trámite, que traductor es cualquiera, que si uno sabe inglés, o cualquier otro idioma, además de español, puede traducir cualquier cosa. Bueno, lo del inglés es un ejemplo, porque en este país creemos que todos hablamos inglés porque somos capaces de decir Hi! sin mucho problema, o mejor aún, podemos decir tranquilamente "¡es que ella es tan cool!"; pero además, sabemos derivar palabras y, respetando la estructura española, creamos los verbos necesarios para comunicarnos en español: nosotros chateamos, gugleamos, tuiteamos, retuiteamos, hasta blogueamos, pues. ¡Ojo! Sabe Dios, y cuanto muchacho ha pasado por mis clases de Terminología, que defiendo a capa y espada las maravillosas derivaciones espontáneas porque sin ellas no podríamos expresarnos hoy en día. No voy a dar aquí las razones técnicas de mi defensa apasionada porque eso será motivo de otro escrito, y, lógicamente porque no cabe debajo de este título. Basten esos neologismos venezolanos solo como ejemplo de cómo en Venezuela nos sentimos identificados con el idioma inglés.
     ¿Pero será verdad que con conocer medianamente un idioma extranjero se puede traducir cualquier cosa? ¿Tendrán razón los empresarios, y los responsables de algunas instituciones, que confían en el dominio de idiomas extranjeros de sus empleados para resolver los asuntos con socios extranjeros y no contratan los servicios de traductores profesionales para ahorrar dinero? ¿Qué pasa cuando la traducción es al español? ¿Qué pasa cuando, por ejemplo, el empleado se encuentra con un documento oficial en inglés encabezado  con "dear sir" y él traduce "querido señor"? ¿Cuál es el problema en ese caso? ¿Sabe inglés pero no sabe español? ¿Conoce los idiomas pero falta algo más? ¿Y qué pasa con los benditos "aplicar para una beca", "aplicar para un trabajo"? ¿Están en el mismo nivel "aplicar para una beca" y tuitear? ¿Y el bendito "-ing" traducido como gerundio siempre? ¿Qué estamos haciendo?
     La lengua española constituye el legado intangible más preciado que dejaremos a nuestros hijos. Así de simple. La lengua española encierra siglos de cultura, de una cultura macerada en caldos mestizos, de una cultura fabulosamente rica por diversa y por flexible, por integradora. El idioma es la estructura que nos une, que nos caracteriza en el contexto planetario, que nos caracteriza con estigmas y supuestas virtudes. El idioma es el máximo exponente de la cultura, de cualquier cultura.
     Todas la preguntas que salpican el preámbulo, y otras por el estilo, me rondan cada vez que me paro cerca de la pizarra para hablar de traducción. Me angustia que alguien que se convierta en traductor profesional cometa errores por desconocimiento de las normas y convenciones de su lengua materna, en este caso, del español. Es esta la razón por la que, cuando me pidieron hace algunos años diseñar un programa para una asignatura llamada Iniciación a la Traducción (obligatoria para las carreras de Traducción en la Universidad Central de Venezuela), decidí que un intento de enseñar a alguien a traducir debe empezar por establecer que el sujeto disfrute leer y escribir en su propia lengua, sepa aplicar las reglas, sepa jugar con las diferentes maneras del decir, que entienda el poder inmenso que tiene cada palabra, más aún, cada sonido, para que, finalmente, pueda comprender lo que está escrito y lo que está detrás de cada palabra y para que, comprendido cabalmente el texto, tenga los recursos necesarios para hacerlo entender a sus destinatarios.
     Mi programa empieza con la comprobación y actualización de las normas y convenciones del español, continúa con ejercicios de intratraducción en español gracias a los cuales se puede comenzar a leer, discutir y aplicar teorías (en un paseo cronológico), para que cada quien vaya amalgamando los postulados que le luzcan pertientes a fin de justificar sus decisiones ya que, como bien dice Christiane Nord: "en traducción, todo depende."
     Algunos se preguntan ¿de qué normas y de qué convenciones habla? ¿Por qué eso es importante? ¿Para qué me sirve a mí si lo que quiero es traducir ya? ¡Qué fastidio, otra vez clases de español! 
     Ahí está el primer problema a vencer: lograr que los estudiantes se diviertan en las clases de español para traductores. Parto del supuesto de que todos tienen competencias mínimas, al fin y al cabo son bachilleres. Escojo textos muy actuales, publicados solo en la prensa venezolana, que presenten problemas visibles como: coloquialismos, vulgarismos, problemas de progresión temática, de cohesión, de coherencia (gramatical y/o lógica) ¡he encontrado hasta textos con fragmentos sin sentido! 
     Al suministrar los textos a los estudiantes y pedir que los lean detenidamente, pensando en cómo dirían lo que está ahí en el idioma extranjero que dominan ocurre el asombro y las risas: "Profe, ¿en serio hay que traducir esto? ¡Es un disparate!" Listo, la tarea está hecha. Es que confío plenamente en la mayéutica como método de enseñanza, es decir,  confío en la capacidad intrínseca de cada individuo, la cual supone la idea de que la verdad está oculta en el interior de uno mismo. La técnica consiste en preguntar al interlocutor acerca de algo y luego se procede a debatir la respuesta dada por medio del establecimiento de conceptos generales. El debate lleva al interlocutor a un concepto nuevo desarrollado a partir del anterior. Por lo general, la mayéutica suele confundirse con la ironía o método socrático y se atribuye a Sócrates. Esta explicación me la traje de enciclopedia virtual de todos porque me pareció un buen ejercicio de análisis y síntesis.
     Develado mi basamento filosófico será fácil comprender mi concepción de la función docente: guiar a los estudiantes (no alumnos que viene de a- (sin) y lumen (luz) ¡que disparate!) a encontrar dentro de sí las respuestas brindando las teorías y experiencias que sean necesarias para que ellos puedan aprehender, que es diferente a aprender.
     Pero volvamos a la lengua española. Desde el momento en que el grupo entiende que no puede traducir el texto porque es un cúmulo de errores comienza el otro proceso ¿por qué un cúmulo de errores? ¿Cuáles son esos errores? ¿Qué debió hacer el autor? Estas preguntas normalmente quedan sin respuesta porque falta el conocimiento de las normas y convenciones y es allí donde entra la teoría que es recibida entonces como si nunca se hubiera escuchado algo parecido a deíctico, frente a artículo determinado masculino, por ejemplo. Es decir, se habla de normas de acentuación y los estudiantes le ven el sentido.
     De esa manera vamos adentrándonos en la maraña de reglas, normas, convenciones del español. ¿Por qué y para qué un traductor necesita aprehender todos esos enredos? Porque es la única manera de que el traductor pueda expresar y hacer comprender las ideas del autor que traduce, en el caso de traducir al español, y, más importante aún, en el caso de traducir a una lengua extranjera, para que el traductor comprenda cabalmente lo que está escrito y lo que está implícito.
     Aquí les dejo el primer texto que van a analizar para la próxima clase. Lo tomé de un suplemento de un diario venezolano publicado en julio del 2007. Eliminé el nombre del autor por razones obvias. Léanlo con detenimiento, pensando en cómo traducirían ese texto al inglés. Obviamente, sin traducirlo, que no es ese el objetivo. Si encuentran palabras o enunciados que no comprenden o que no sabrían cómo pasarlas a otro idioma, traten de buscar una explicación lógica al problema. De eso hablaremos durante la próxima clase. Hasta entonces.


LANZAMIENTO EL TEMA ESTARÁ INCLUIDO EN EL PRÓXIMO ÁLBUM DEL DÚO ESPAÑOL LOS DEL RÍO
Oscar D’León grabó nueva versión de "Macarena"
Coincidirá con la gira que realiza actualmente en el verano europeo



Caracas. Una nueva versión de Macarena -la misma que pedía que le dieran alegría a su cuerposonará dentro de poco en el mercado mundial.

En esta oportunidad, en la voz de Oscar D’León, quien fue llamado por el dúo español Los del Río para hacer esta nueva grabación para el disco que lanzarán durante el verano.

El tema inspirado a los ibéricos por la bailarina venezolana Diana Patricia, quien le ha sacado toda la punta posible al éxito que en los 90, aun cuando fue escrita un tiempo antes, obtuvo el tema. Siendo, incluso, tema de la campaña electoral que llevó a Bill Clinton a la Casa Blanca.

     

sábado, 14 de julio de 2012

¿Es posible enseñar a traducir?

        San Jerónimo es considerado el patrono de los traductores por haber traducido al latín la Biblia. Esto puede parecer una cosa común y corriente para quienes vivimos en el siglo XXI que, con apenas buscar un traductor online creemos que, en segundos, tenemos la versión correcta en la lengua que queremos leer.
     Vamos por partes. Jerónimo de Estridón tradujo del hebreo y del griego al latín una serie de textos que hablaban de los orígenes del mundo y, de la vida y de la muerte de un Hombre que partió la Historia en dos. Para completar la dificultad, cada uno de los textos que tomó, al menos los referidos a la vida del Hombre, era algo así como una crónica personal de quien escribía. En este punto debo ofrecer disculpas a quienes saben realmente de asuntos bíblicos, yo soy traductora-docente. Así que Jerónimo debió hacer la exégesis, es decir, la interpretación completa, de los textos sagrados para poder colocarlos en latín con la finalidad de darlos a conocer entre la mayor cantidad de personas posible.
     La preparación que precedió al proceso traductivo debe haber sido monumental, habida cuenta de que entonces no existía Internet. Se vio, pues, Jerónimo obligado a perfeccionar los idiomas que ya conocía (y seguro a aprender otro), tuvo que viajar y aprender, y lo más importante, se vio obligado a analizar en profundidad cada palabra escrita y cada palabra no escrita para comenzar, en el año 382 a traducir. El arduo trabajo continuó hasta el año 405 cuando concluyó la traducción de los textos. Esta versión de los textos sagrados en latín se conoce como La Vulgata y fue el texto bíblico oficial de la iglesia católica romana hasta 1979 cuando se promulgó la Neovulgata.
      Es esta la razón por la que la Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender la Biblia, por lo que fue nombrado patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer entender la Biblia y, por extensión, se le considera el santo patrono de los traductores.
        No se piense que la traducción empieza con la labor de Jerónimo. La traducción, y más precisamente, la interpretación, existe desde el mismo momento en que fue necesario que se comunicaran personas que hablaban lenguas diferentes.
     En la apretada síntesis anterior aparecen algunas palabras claves para la profesión del traductor: preparación, aprender, analizar, interpretación,  proceso traductivo, divulgar.
     La traducción es un arte, sin duda alguna. Es un arte con técnicas, como todas las artes ¿alguien lo discute? Es precisamente a esas técnicas (¡cuántos nombres se les ha dado desde que entendimos que los traductores deben formarse!), a las que me propongo dedicar este espacio tomando como punto de partida mi formación profesional de base como filóloga y traductora, y la experiencia de más de 30 años enseñando a traducir porque sí es posible enseñar a traducir.
    ¡Bienvenidos, pues, a esta experiencia comunicacional!