domingo, 15 de julio de 2012

¿Por dónde empezar un curso de traducción?

     Me produce cierto aleteo en la conciencia escuchar a algunas personas afirmar, sin mayor trámite, que traductor es cualquiera, que si uno sabe inglés, o cualquier otro idioma, además de español, puede traducir cualquier cosa. Bueno, lo del inglés es un ejemplo, porque en este país creemos que todos hablamos inglés porque somos capaces de decir Hi! sin mucho problema, o mejor aún, podemos decir tranquilamente "¡es que ella es tan cool!"; pero además, sabemos derivar palabras y, respetando la estructura española, creamos los verbos necesarios para comunicarnos en español: nosotros chateamos, gugleamos, tuiteamos, retuiteamos, hasta blogueamos, pues. ¡Ojo! Sabe Dios, y cuanto muchacho ha pasado por mis clases de Terminología, que defiendo a capa y espada las maravillosas derivaciones espontáneas porque sin ellas no podríamos expresarnos hoy en día. No voy a dar aquí las razones técnicas de mi defensa apasionada porque eso será motivo de otro escrito, y, lógicamente porque no cabe debajo de este título. Basten esos neologismos venezolanos solo como ejemplo de cómo en Venezuela nos sentimos identificados con el idioma inglés.
     ¿Pero será verdad que con conocer medianamente un idioma extranjero se puede traducir cualquier cosa? ¿Tendrán razón los empresarios, y los responsables de algunas instituciones, que confían en el dominio de idiomas extranjeros de sus empleados para resolver los asuntos con socios extranjeros y no contratan los servicios de traductores profesionales para ahorrar dinero? ¿Qué pasa cuando la traducción es al español? ¿Qué pasa cuando, por ejemplo, el empleado se encuentra con un documento oficial en inglés encabezado  con "dear sir" y él traduce "querido señor"? ¿Cuál es el problema en ese caso? ¿Sabe inglés pero no sabe español? ¿Conoce los idiomas pero falta algo más? ¿Y qué pasa con los benditos "aplicar para una beca", "aplicar para un trabajo"? ¿Están en el mismo nivel "aplicar para una beca" y tuitear? ¿Y el bendito "-ing" traducido como gerundio siempre? ¿Qué estamos haciendo?
     La lengua española constituye el legado intangible más preciado que dejaremos a nuestros hijos. Así de simple. La lengua española encierra siglos de cultura, de una cultura macerada en caldos mestizos, de una cultura fabulosamente rica por diversa y por flexible, por integradora. El idioma es la estructura que nos une, que nos caracteriza en el contexto planetario, que nos caracteriza con estigmas y supuestas virtudes. El idioma es el máximo exponente de la cultura, de cualquier cultura.
     Todas la preguntas que salpican el preámbulo, y otras por el estilo, me rondan cada vez que me paro cerca de la pizarra para hablar de traducción. Me angustia que alguien que se convierta en traductor profesional cometa errores por desconocimiento de las normas y convenciones de su lengua materna, en este caso, del español. Es esta la razón por la que, cuando me pidieron hace algunos años diseñar un programa para una asignatura llamada Iniciación a la Traducción (obligatoria para las carreras de Traducción en la Universidad Central de Venezuela), decidí que un intento de enseñar a alguien a traducir debe empezar por establecer que el sujeto disfrute leer y escribir en su propia lengua, sepa aplicar las reglas, sepa jugar con las diferentes maneras del decir, que entienda el poder inmenso que tiene cada palabra, más aún, cada sonido, para que, finalmente, pueda comprender lo que está escrito y lo que está detrás de cada palabra y para que, comprendido cabalmente el texto, tenga los recursos necesarios para hacerlo entender a sus destinatarios.
     Mi programa empieza con la comprobación y actualización de las normas y convenciones del español, continúa con ejercicios de intratraducción en español gracias a los cuales se puede comenzar a leer, discutir y aplicar teorías (en un paseo cronológico), para que cada quien vaya amalgamando los postulados que le luzcan pertientes a fin de justificar sus decisiones ya que, como bien dice Christiane Nord: "en traducción, todo depende."
     Algunos se preguntan ¿de qué normas y de qué convenciones habla? ¿Por qué eso es importante? ¿Para qué me sirve a mí si lo que quiero es traducir ya? ¡Qué fastidio, otra vez clases de español! 
     Ahí está el primer problema a vencer: lograr que los estudiantes se diviertan en las clases de español para traductores. Parto del supuesto de que todos tienen competencias mínimas, al fin y al cabo son bachilleres. Escojo textos muy actuales, publicados solo en la prensa venezolana, que presenten problemas visibles como: coloquialismos, vulgarismos, problemas de progresión temática, de cohesión, de coherencia (gramatical y/o lógica) ¡he encontrado hasta textos con fragmentos sin sentido! 
     Al suministrar los textos a los estudiantes y pedir que los lean detenidamente, pensando en cómo dirían lo que está ahí en el idioma extranjero que dominan ocurre el asombro y las risas: "Profe, ¿en serio hay que traducir esto? ¡Es un disparate!" Listo, la tarea está hecha. Es que confío plenamente en la mayéutica como método de enseñanza, es decir,  confío en la capacidad intrínseca de cada individuo, la cual supone la idea de que la verdad está oculta en el interior de uno mismo. La técnica consiste en preguntar al interlocutor acerca de algo y luego se procede a debatir la respuesta dada por medio del establecimiento de conceptos generales. El debate lleva al interlocutor a un concepto nuevo desarrollado a partir del anterior. Por lo general, la mayéutica suele confundirse con la ironía o método socrático y se atribuye a Sócrates. Esta explicación me la traje de enciclopedia virtual de todos porque me pareció un buen ejercicio de análisis y síntesis.
     Develado mi basamento filosófico será fácil comprender mi concepción de la función docente: guiar a los estudiantes (no alumnos que viene de a- (sin) y lumen (luz) ¡que disparate!) a encontrar dentro de sí las respuestas brindando las teorías y experiencias que sean necesarias para que ellos puedan aprehender, que es diferente a aprender.
     Pero volvamos a la lengua española. Desde el momento en que el grupo entiende que no puede traducir el texto porque es un cúmulo de errores comienza el otro proceso ¿por qué un cúmulo de errores? ¿Cuáles son esos errores? ¿Qué debió hacer el autor? Estas preguntas normalmente quedan sin respuesta porque falta el conocimiento de las normas y convenciones y es allí donde entra la teoría que es recibida entonces como si nunca se hubiera escuchado algo parecido a deíctico, frente a artículo determinado masculino, por ejemplo. Es decir, se habla de normas de acentuación y los estudiantes le ven el sentido.
     De esa manera vamos adentrándonos en la maraña de reglas, normas, convenciones del español. ¿Por qué y para qué un traductor necesita aprehender todos esos enredos? Porque es la única manera de que el traductor pueda expresar y hacer comprender las ideas del autor que traduce, en el caso de traducir al español, y, más importante aún, en el caso de traducir a una lengua extranjera, para que el traductor comprenda cabalmente lo que está escrito y lo que está implícito.
     Aquí les dejo el primer texto que van a analizar para la próxima clase. Lo tomé de un suplemento de un diario venezolano publicado en julio del 2007. Eliminé el nombre del autor por razones obvias. Léanlo con detenimiento, pensando en cómo traducirían ese texto al inglés. Obviamente, sin traducirlo, que no es ese el objetivo. Si encuentran palabras o enunciados que no comprenden o que no sabrían cómo pasarlas a otro idioma, traten de buscar una explicación lógica al problema. De eso hablaremos durante la próxima clase. Hasta entonces.


LANZAMIENTO EL TEMA ESTARÁ INCLUIDO EN EL PRÓXIMO ÁLBUM DEL DÚO ESPAÑOL LOS DEL RÍO
Oscar D’León grabó nueva versión de "Macarena"
Coincidirá con la gira que realiza actualmente en el verano europeo



Caracas. Una nueva versión de Macarena -la misma que pedía que le dieran alegría a su cuerposonará dentro de poco en el mercado mundial.

En esta oportunidad, en la voz de Oscar D’León, quien fue llamado por el dúo español Los del Río para hacer esta nueva grabación para el disco que lanzarán durante el verano.

El tema inspirado a los ibéricos por la bailarina venezolana Diana Patricia, quien le ha sacado toda la punta posible al éxito que en los 90, aun cuando fue escrita un tiempo antes, obtuvo el tema. Siendo, incluso, tema de la campaña electoral que llevó a Bill Clinton a la Casa Blanca.

     

sábado, 14 de julio de 2012

¿Es posible enseñar a traducir?

        San Jerónimo es considerado el patrono de los traductores por haber traducido al latín la Biblia. Esto puede parecer una cosa común y corriente para quienes vivimos en el siglo XXI que, con apenas buscar un traductor online creemos que, en segundos, tenemos la versión correcta en la lengua que queremos leer.
     Vamos por partes. Jerónimo de Estridón tradujo del hebreo y del griego al latín una serie de textos que hablaban de los orígenes del mundo y, de la vida y de la muerte de un Hombre que partió la Historia en dos. Para completar la dificultad, cada uno de los textos que tomó, al menos los referidos a la vida del Hombre, era algo así como una crónica personal de quien escribía. En este punto debo ofrecer disculpas a quienes saben realmente de asuntos bíblicos, yo soy traductora-docente. Así que Jerónimo debió hacer la exégesis, es decir, la interpretación completa, de los textos sagrados para poder colocarlos en latín con la finalidad de darlos a conocer entre la mayor cantidad de personas posible.
     La preparación que precedió al proceso traductivo debe haber sido monumental, habida cuenta de que entonces no existía Internet. Se vio, pues, Jerónimo obligado a perfeccionar los idiomas que ya conocía (y seguro a aprender otro), tuvo que viajar y aprender, y lo más importante, se vio obligado a analizar en profundidad cada palabra escrita y cada palabra no escrita para comenzar, en el año 382 a traducir. El arduo trabajo continuó hasta el año 405 cuando concluyó la traducción de los textos. Esta versión de los textos sagrados en latín se conoce como La Vulgata y fue el texto bíblico oficial de la iglesia católica romana hasta 1979 cuando se promulgó la Neovulgata.
      Es esta la razón por la que la Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender la Biblia, por lo que fue nombrado patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer entender la Biblia y, por extensión, se le considera el santo patrono de los traductores.
        No se piense que la traducción empieza con la labor de Jerónimo. La traducción, y más precisamente, la interpretación, existe desde el mismo momento en que fue necesario que se comunicaran personas que hablaban lenguas diferentes.
     En la apretada síntesis anterior aparecen algunas palabras claves para la profesión del traductor: preparación, aprender, analizar, interpretación,  proceso traductivo, divulgar.
     La traducción es un arte, sin duda alguna. Es un arte con técnicas, como todas las artes ¿alguien lo discute? Es precisamente a esas técnicas (¡cuántos nombres se les ha dado desde que entendimos que los traductores deben formarse!), a las que me propongo dedicar este espacio tomando como punto de partida mi formación profesional de base como filóloga y traductora, y la experiencia de más de 30 años enseñando a traducir porque sí es posible enseñar a traducir.
    ¡Bienvenidos, pues, a esta experiencia comunicacional!